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La columna vertebral de este trabajo pretende dar cuenta de tres voces en len-
guas originarias que han narrado el conflicto armado en México. Nuestro artículo
no pretende dar una muestra de la compleja, variopinta y disonante mirada de la
poesía en lenguas originarias en nuestro país
1
. Queremos brindar algunas claves de
lectura que nos permitan interpelar de qué forma la poesía en lenguas originarias
no ha dejado de nombrar la guerra que atraviesa los cuerpos, miradas y escuchas
de los habitantes de las regiones donde el conflicto armado ha anidado, silenciado,
perseguido, asesinado y torturado a cientos miles en los últimos años
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, aun cuando
enunciar la guerra puede implicar perder la vida, el exilio o la persecución.
Para brindar ese hilo de lectura nos detendremos particularmente en lo que
nosotros nombraremos un nuevo estatuto del morir. Una muerte administrada por el
capital y sus guerras desde dónde consideramos habita, al tiempo, la idea de que la
poesía en lenguas originarias en nuestro continente encarna un ethos
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cosmoauditivo
e imaginativo que construye una voz escuchada comunitaria y no sólo configurada
desde el habla individualizante. Así, pretendemos subvertir aquella dimensión que
Silvia Rivera Cusicanqui refiere que detenta el lenguaje colonialista en nuestros
horizontes culturales; donde las “palabras no designan, sino encubren” (Cusicanqui,
2010: 19). Una voz escuchada que problematiza la dimensión del habla performativa
1
Para ello remitimos a nuestros lectores a antologías como la elaborada por Hermann
Bellinghausen (2018) o la de Carlos Montemayor (2004).
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Incluso en el contexto de la pandemia global del COVID19, los asesinatos no conocen de cua-
rentenas, para muestra los 8585 homicidios dolosos ocurridos en el primer trimestre del 2020 en
México frente a los 917 muertos por la pandemia hasta el pasado 23 de abril del año en curso o
los 160 feminicidios del 16 de Marzo al 14 de Abril según cifras oficiales del Estado y de múlti-
ples organizaciones de la sociedad civil en México. Véase Informe Seguridad (2020), Consejo
Nacional de Seguridad Pública, México.
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Cuando hablamos de ethos eminentemente estamos haciendo un guiño a la obra del pensador
ecuatoriano Bolívar Echeverría (2012, 75-76) y su planteamiento de los ethos como estrategias de
supervivencia de los subalternos en nuestro continente. Subvirtiendo al ethos moderno capitalis-
ta, patriarcal y colonialista con su aparejada pedagogía de hacer vivible aquello que es invivible,
a través de subsumir los potenciales creativos e imaginativos de los entramados sociales a la
voluntad destructiva inherente a la valorización del valor. Por ello, seguimos indagando en el
ethos de las lenguas originarias subjetividades que desbordan en este caso el fenómeno de la
guerra, pues percibimos cómo a lo largo de la historia de las sociedades latinoamericanas, desde
sus remanentes de contemplación se reb(v)ela la dimensión cualitativa de la vida y la negativa a
aceptar el sacrificio de ella, a las lógicas de la usura, la violencia y la ganancia.
Telar
24 (enero-junio/2020) ISSN 1668-3633
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Conflicto armado y poesía...: 153-178