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tro de un hospital donde realiza todo tipo de tareas desde enfermera a cocinera.
Carlos es el héroe épico que, dirigiendo en el Quinto Regimiento, está en el frente
y decide el destino de todos.
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A medida que su figura crece en seguridad y poder la
de Tina se desvanece. La guerra incluye también las luchas internas contra la hege-
monía del POUM.
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Tina, en cambio, se da cuenta que las milicias están mal prepa-
radas y se siente incómoda conviviendo con mujeres que piensan de modo distinto.
Su cuerpo sufre los rigores, batalla sin respiro y no tiene piedad ni consigo ni
con los demás. Todo su trabajo –cuidar, cocinar, escribir, traducir– resulta útil a
una causa que acaba por tragársela.
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“María” permanece al margen de la épica,
casi en el anonimato. Si bien se entrega al cuidado de las mujeres y los niños, sus
posiciones políticas se muestran extremas.
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Envejece prematuramente y desprecia
su cuerpo convirtiéndose en una persona ensimismada y hosca. Vittorio, quien
mantiene su capacidad de gozo, “se da cuenta que a Tina se le ha hecho un rostro
de tragedia” (Poniatowska, 1992: 485).
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Jesús Hernández, ministro comunista, denunciará la participación de Vidali en el asesinato de
Andrés Nin, fundador del POUM.
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El Comandante Carlos organizó el “batallón de acero” (Stalin quiere decir acero), núcleo origi-
nario del Quinto Regimiento; y más tarde fue comisario político de una brigada internacional.
Modotti, conocida con el seudónimo de María Ruíz, era funcionaria del Socorro Rojo, pero
Pierre Broué afirma que era también una agente de la GPU. Ver Albertani (2020).
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“Modotti, compañera sentimental del comandante Carlos J. Contreras, trabajó para el Socorro
Rojo Internacional, desempeñando decisivas y peligrosas funciones como enfermera, al lado de
Matilde Landa y también como periodista para la revista Ayuda. Entró así en contacto con varios
exponentes de la cultura española y entre ellos con Miguel Hernández de cuyo libro, Viento del
Pueblo, fue promotora” (Branciforte, 2016: 290).
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“Carmen Dorronsoro de Roces, exiliada en México, narra cómo al comenzar la guerra civil,
enfermó de tifus y fue internada en el hospital de Cuatro Caminos donde conoció a Tina Modotti,
brigadista internacional, que entonces trabajaba para la República como enfermera, jefa de con-
tabilidad y recepcionista en el hospital. Parece que se hicieron buenas amigas y volvieron a verse
posteriormente en México (Entrevista Archivo Historia Oral). Además, colaboró con la Repúbli-
ca ilustrando con sus fotografías el poemario de Miguel Hernández, Viento del pueblo, editado en
las prensas del Quinto Regimiento en septiembre de 1937” (Boned Colera e Izquierdo Iranzo,
2012: 223).
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Poniatowska al transcribir en su novela parte de la entrevista que le hizo a Vittorio recuerda:
“La palabra «vigilar» aparece continuamente en el léxico de Carlos. También la de «checa»”
(1992: 450). Poniatowska, a la hora de escribir su novela, no usa en exceso estas palabras, pero sí
escribe repetidas veces “Fascistas hijos de puta”.
Carmen Perilli
l Telar
24 (enero-junio/2020) ISSN 1668-3633